09.11.2001.
A Luís Mendoza S. y todos los amigos Cronistas.
Dilecto Cronista amigo,
Luz de la Historia de un Pueblo,
escribiente del pasado
visor del futuro incierto.
Allí está la real Historia,
no como un simple recuerdo,
más como una orientación
y para el joven, ejemplo.
Es bonito reseñar
lo que ya hicieron los viejos
y destacar los caminos
que de niños recorrieron.
Pero, ¡siempre hay un pero
cuando decir algo quiero!,
Se trata de la enseñanza,
todavía yo no la veo.
Es tal vez por mi ignorancia
aquí yo se lo confieso,
permita mi apreciación
y después hablamos de eso:
La Historia no es discontinua;
se destacan los sucesos
y se espera mucho tiempo
para aprender algo de ellos.
Tal vez esa es la norma
de evitar falsos reflejos,
buscando imparcialidad
al tratar los datos viejos.
Pero la imparcialidad
no la garantiza lo añejo,
si se busca la verdad
hay que comprobar lo cierto.
Y es en la comprobación
donde yo observo un problema:
ese nuevo dato está
lejos en el mismo tiempo.
Y si volvemos al punto
de enseñar, que es lo que quiero,
¿Cómo enseñar algo falso
sin dejar de ser sincero?
Aquí es donde entra el Cronista
a narrarnos como un cuento
la Historia que está vigente,
que está sucediendo en el Pueblo.
¡Qué difícil situación
y también medio complejo
al buscar comprobación
con el actor de por medio!
Para eso es que le pagan,
(aunque corto emolumento);
no conoce bien la gente
lo importante de su esfuerzo.
Hacen falta más Cronistas
para que narren lo bello
y evitar que en cada pueblo
se nos repita lo feo.
Así si se cumple el ciclo
que a la Historia yo le veo
de lo poco que aprendí
en bachillerato viejo.
Gracias por atender
cual si fuera un pen...denciero
estas reflexiones tontas
del que escribe con esmero.
Así somos los Poetas:
nos metemos por entero
en asuntos tan profundos
aunque se pierda el pelero.
Adiós amigo Cronista,
y si es amigo sincero
respóndame a esta cuestión
pero me lo dice en verso.
Nelson E. Rivas Zambrano
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